
Mujeres Líderes en Neuroeducación: Forjando el Futuro del Aprendizaje
Imagina un mundo donde el ser mujer significara enfrentarse cada día a un laberinto de prejuicios y limitaciones, simplemente por el género con el que naciste. Esto no es un cuento de hadas en una sociedad ficticia indeseable o aterradora, caracterizada por condiciones de vida inhumanas, opresión o desesperanza distópico; es la realidad para millones de mujeres en todo el mundo. La celebración del Día Internacional de la Mujer no es solo un recordatorio de los logros alcanzados, sino un grito de guerra contra las injusticias que aún perviven.
Este día nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de la equidad de género, un concepto que, aunque fundamental, sigue siendo elusivo en muchas sociedades. La relevancia de este tema radica no solo en la justicia social, sino en el enorme potencial desaprovechado cuando las mujeres son marginadas y subestimadas en el ámbito educativo, económico y político.
Hablemos de conceptos clave como la neuroeducación, la puericultura y la psicoeducación. Estos términos, aunque pueden sonar complejos, son esenciales para comprender cómo podemos crear un entorno que nutra el potencial de todos, independientemente de su género. Por ejemplo, la neuroeducación nos enseña que el cerebro de niñas y niños se beneficia enormemente de entornos ricos en estímulos y oportunidades de aprendizaje equitativos. La puericultura, centrada en el cuidado y la crianza de los niños, se enriquece cuando se practica con una perspectiva de género que promueve la igualdad. La psicoeducación, dirigida a educar sobre el bienestar mental y emocional, es crucial para desmantelar estereotipos de género que limitan el desarrollo pleno de las personas.
Considera la historia de Marie Curie, dos veces ganadora del Premio Nobel, cuyos descubrimientos revolucionaron la ciencia. A pesar de los innumerables obstáculos que enfrentó como mujer en su campo, su tenacidad y genio le permitieron triunfar. Su historia no solo ilustra el principio de que el género no debería limitar el potencial de una persona, sino que también resuena con experiencias comunes, como cuando esperamos algo con ansias —como un Uber que nunca llega— y sentimos la frustración de las oportunidades perdidas.
En este contexto, nuestro “enemigo” no es un villano caricaturesco, sino las estructuras y actitudes arraigadas que perpetúan la desigualdad de género. Estas fuerzas nos afectan a todos, limitando el potencial humano y social.
La moraleja de esta historia es clara: el empoderamiento de las mujeres beneficia a toda la sociedad. Al invertir en la educación y el bienestar de las mujeres y niñas, estamos sembrando las semillas de un futuro más justo y próspero. Es momento de actuar, de ser valientes y de luchar por un mundo donde el género no determine el valor ni las oportunidades de una persona.
Te invito a reflexionar sobre cómo puedes contribuir a este cambio. ¿Cómo puedes apoyar la equidad de género en tu comunidad? ¿Qué acciones concretas puedes tomar para promover la inclusión y la igualdad?
Ahora, querido lector, te pregunto: ¿Qué te impulsa a actuar en favor de la igualdad de género? ¿Cómo puedes ser parte de la solución y no del problema? Participa en esta conversación vital y sé un catalizador del cambio en tu entorno.
Creo que desde el lenguaje, desde antes de nacer se valora más tener un “varoncito”, que una “hembra,”. Es necesario establecer programas en los hogares, en las escuelas donde se eduque de manera más puntual a los niños al colaborar con labores del hogar, hacia la ternura, hacia la expresión de sentimientos, y hacia promover la empatía como regulación de la violencia. Entender que la comunicación es la base de las relaciones respetuosas. Aprender a trabajar con las fortalezas en un equipo que valore la competencia contra si mismo, no contra los demás…
Mi estimada Regina:
Totalmente de acuerdo contigo