Adolescencia y trastornos del neurodesarrollo: cómo pasar del caos a la calma en casa y en la escuela
La adolescencia es una etapa que, incluso en familias sin diagnósticos, viene cargada de retos: cambios físicos, ajustes emocionales, nuevas responsabilidades y una vida social cada vez más intensa. Pero cuando en casa hay un adolescente con un trastorno del neurodesarrollo, como el TDAH o el TEA, el escenario se vuelve aún más complejo. No solo aumentan las demandas académicas, sociales y de organización, sino que también se multiplican las oportunidades para que surjan conflictos, olvidos y frustraciones.
Como neuropediatra, he acompañado durante décadas a familias que sienten que cada día es una carrera de obstáculos. Muchos me dicen: “Doctor, parece que todo es una lucha: despertar, que se vista, que se organice, que no olvide las cosas, que no pase horas frente a la pantalla…”. Y la realidad es que esa sensación es agotadora. No es falta de amor ni de interés; es que el cerebro del adolescente con TDAH o TEA funciona de manera diferente, y las estrategias que sirven para otros niños y jóvenes no siempre son las que funcionan aquí.
El 13 de agosto de 2025 dicté una Masterclass de 2 horas en la que abordé, paso a paso, cómo reducir las discusiones, aumentar la autonomía y lograr que las rutinas escolares y familiares sean más fluidas. Esa clase está disponible dentro de la membresía de la Academia Cerebrito, junto con materiales descargables, ejemplos prácticos y una comunidad de familias que viven lo mismo que tú. Si quieres verla completa, puedes inscribirte aquí: https://academia.cerebrito.com/membresia/.
Comprender el punto de partida
El primer paso es entender que ni el TDAH ni el TEA son problemas de “flojera” o de “mala actitud”. Son condiciones del neurodesarrollo que afectan la forma en que el cerebro procesa la información, organiza las ideas, regula las emociones y ejecuta las tareas.
En el TDAH, los retos más evidentes están en la atención sostenida, el control de impulsos y la capacidad de seguir una tarea hasta el final. En el TEA, el foco está en la comunicación social y la flexibilidad cognitiva, con una tendencia a aferrarse a rutinas y una sensibilidad elevada a estímulos sensoriales. Cuando ambas condiciones se presentan juntas, las demandas ejecutivas aumentan y la necesidad de apoyos es mayor.
Saber reconocer qué tipo de dificultad predomina en tu hijo es clave para elegir la estrategia inicial. ¿Es más un problema de atención e impulsividad, o de flexibilidad y comunicación? La respuesta guiará tu primer paso.
Señales en casa, en la escuela y con los amigos
Las señales son distintas, pero todas interfieren en la vida diaria:
- En TDAH: olvidos frecuentes, retrasos, trabajos incompletos, dificultad para esperar turnos o para frenar una respuesta impulsiva.
- En TEA: problemas para entender la ironía, interpretar las reglas sociales implícitas, manejar intereses muy intensos y tolerar cambios imprevistos.
- Combinado: se empieza una tarea pero no se termina; se entiende la materia pero no se logra comunicar la idea; se intenta socializar pero se rompe la conversación sin querer.
Para cada una, existen apoyos que marcan una diferencia inmediata: instrucciones escritas, ejemplos resueltos, desgloses de tareas, recordatorios visuales y acuerdos de comunicación corta y clara.
El pico de demanda en secundaria y preparatoria
En estas etapas, el número de maestros, materias y plataformas digitales crece. La carga académica exige más organización, memoria de trabajo y autocontrol. Esto, para un adolescente con TDAH o TEA, puede ser como pedirle a alguien que cargue el doble de peso sin entrenamiento previo.
Aquí funcionan muy bien las listas de verificación por materia, los bloques de trabajo de 20-30 minutos con pausas y la separación entre preparar (materiales, apuntes) y producir (hacer y entregar la tarea). Estas herramientas reducen la sobrecarga y ayudan a que el adolescente vea avances concretos.
Manejo de emociones y prevención de conflictos
La adolescencia es también una etapa de cambios emocionales intensos. En chicas con TDAH, por ejemplo, la ansiedad suele aumentar y se enmascara bajo aparente calma. Validar las emociones, anticipar situaciones estresantes y tener frases de pausa para detener discusiones antes de que escalen son estrategias simples pero efectivas.
Recomiendo acordar un lugar seguro en casa para regularse emocionalmente y practicar frases cortas como “alto, respiro, te escucho” cuando las tensiones suben.
Funciones ejecutivas: el motor de la autonomía
Las funciones ejecutivas son el conjunto de habilidades que permiten planificar, enfocarse, recordar instrucciones y manejar varias tareas a la vez. En el TDAH, los problemas principales son la inhibición y la atención sostenida; en el TEA, la flexibilidad y la planificación.
Aquí es donde herramientas como temporizadores visuales o guiones de pasos tienen un papel clave. Un temporizador ayuda a quienes se distraen fácilmente; un guion de pasos, a quienes se bloquean ante tareas nuevas o complejas.
Comunicación social y habilidades para la vida
Muchos adolescentes con TEA se confunden con la ironía o con las reglas sociales que no se explican, mientras que los que tienen TDAH tienden a interrumpir o cambiar de tema bruscamente. Programas como PEERS® han demostrado mejorar las interacciones sociales cuando se practican en entornos controlados y con apoyo parental.
Un ejercicio útil es practicar “guiones de tres frases” para iniciar y cerrar conversaciones, tanto en persona como en chats.
Sensibilidad sensorial y manejo del cansancio
El ruido, las luces, las texturas… todo puede sumar a la sobrecarga sensorial. Hacer una auditoría sensorial de la rutina escolar y ajustar un elemento a la semana (por ejemplo, usar audífonos para estudiar) puede reducir mucho la irritabilidad y los episodios de evitación.
El sueño: el multiplicador oculto
La pubertad retrasa el ciclo de sueño. Si a eso le añadimos pantallas hasta tarde, el descanso se resiente. Cambios simples como exposición a luz natural por la mañana, rutina fija y cero pantallas 60-90 minutos antes de dormir pueden mejorar no solo el descanso, sino también la atención y el ánimo.
Si después de dos semanas no hay mejora, es recomendable hacer una evaluación de sueño para descartar problemas como apnea o insomnio.
Tecnología: sin demonizar, pero con límites
La tecnología no es el enemigo, pero sí necesita límites claros. Aplica el Principio de Premack: primero la obligación (tarea, actividad física), luego la recompensa (pantalla). Define dos ventanas de uso y usa controles nativos para limitar el tiempo.
Riesgos y factores de protección
Adolescentes con TDAH o TEA tienen mayor riesgo de acoso, consumo de sustancias o autolesión. Identificar cambios de comportamiento y tener un “árbol de escalamiento” con contactos clave de familia, escuela y salud puede ser una medida que salve vidas.
Ajustes escolares que cambian todo
Más tiempo para tareas y exámenes, instrucciones escritas, dividir trabajos grandes, evaluaciones flexibles y reuniones mensuales familia-escuela son ejemplos de ajustes razonables que marcan una diferencia real.
Casa con estructura amable
No se trata de un régimen militar, sino de una estructura clara y predecible. Las economías de fichas y el refuerzo diferencial funcionan mejor cuando las metas son pequeñas y el feedback es inmediato.
Intervenciones psicoeducativas que suman
Entrenamiento parental, desarrollo de habilidades sociales y terapia cognitivo-conductual adaptada. Todo con metas observables y chequeos quincenales.
Medicación: expectativas y seguridad
En TDAH, estimulantes y no estimulantes pueden ser muy efectivos, siempre con monitoreo de apetito, sueño y crecimiento. En TEA, medicamentos como risperidona o aripiprazol pueden ayudar en casos de irritabilidad severa, pero no “curan” la condición.
Antes de los fármacos: protocolo de sueño
Si es posible, prueba primero con higiene de sueño estricta antes de medicar problemas de descanso.
Autonomía académica y digital
Usa el tablero 1–3–5, un archivo maestro por materia y recordatorios en el móvil para reducir olvidos y aumentar el cumplimiento.
Fortalezas como motor
Aprovecha los intereses especiales para crear proyectos que refuercen autoestima y habilidades.
Red de apoyo
La reunión mensual entre casa, escuela y clínica es esencial para coordinar y ajustar apoyos. Planifica la transición a servicios de adultos antes de los 18 años.
El plan de 7 días
Tres acuerdos en casa, dos ajustes escolares y un cambio en el sueño. Mide discusiones y tareas entregadas. Ajusta y repite.
Si quieres ver este plan explicado con ejemplos reales, acceder a las herramientas descargables y escuchar las preguntas de otros padres en situaciones como la tuya, inscríbete a la Academia Cerebrito y mira la Masterclass del 13 de agosto de 2025: https://academia.cerebrito.com/membresia/.
Y si buscas una guía paso a paso para aplicar estas estrategias en casa y en la escuela, consigue mi libro “TDAH ¿Y ahora qué hago?” en https://tdah.mx.
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